Los cariños no se demuestran por el precio o la cantidad de regalos que recibimos, ni solamente con la repetición incesante de palabras como “Te Amo”, “Te Quiero” o “Te Aprecio”.
Existen acciones y gestos que valen mucho más que esto, creo que la más valiosa de todas es la atención que recibimos del otro, lo que yo llamaría el juego constante e intercambiable de los anfitriones, el cual pierde significado y poder si solo una de las partes resultase siempre el Anfitrión, porque quedaríamos como el cuento del arbolito que cita Silmariat el 31 de enero de 2007, que aunque al final fue feliz, le dio todo al niño, sus hojas, manzanas, ramas, tronco sin que esté en ningún momento le diera nada a cambio (una actitud bastante egoísta y poco amorosa de parte del niño a mi parecer)
No sabía como explicar claramente lo del juego de los anfitriones y Oswaldo , me ilumino con su hermoso post del 17 de febrero de 2007, en la ceremonia japonesa del té podemos ver claramente que significa tomar el papel de anfitrión.
El Anfitrión en la ceremonia japonesa del te:
…el objetivo principal es mostrar la gracia necesaria, o el desprendimiento y atención, centrándose en las necesidades de los otros, en este papel el anfitrión se dedica por completo a la creación de una ocasión destinada a provocar el gozo estético, intelectual y físico, así como fomentar la tranquilidad espiritual de los invitados.
Es una ceremonia que está igualmente pensada para inspirar la humildad de los participantes, centrando la atención en la profunda belleza de las manifestaciones más simples de la naturaleza, por lo que no se considera pasatiempo puramente hedonista para los invitados...
Más que una simple ceremonia parta tomar té es el ejercicio vivo de la meditación zen
Las personas más humildes tienden a demostrarnos más este tipo de gestos. Señoras mayores(en su mayoría), que cuando las visitas inesperadamente te llenan de atenciones y “pequeños” gestos (que valen millones): un cafecito, un dulce, siempre tienen algo en la cocina que ofrecer, yo creo que toman su varita mágica y sacan estos tesoros acompañados del “Arte majestuoso de la ceremonia del té”: toman la ofrenda entre sus dos manos y te lo ofrecen con tal cariño que te hacen sentir un Dios. Cuando la visita es fijada con anterioridad te colman de manjares, donde el ingrediente principal es el amor con que prepararon tan humildes y deliciosos platos.
Es triste escuchar a muchas personas que ante tal gesto dicen “que vieja tan fastidiosa” ó “Esa señora como que me quiere engordar”, cuando realmente se están perdiendo el más hermoso regalo de amor: en esas manos que sujetan tan “poca cosa” viene un cariño inmenso, un desprendimiento del individualismo, un ver a través del otro, una magia que de alguna manera traspasan a tus manos cuando rozas la de ella al tomar la ofrenda, te están dando lo único que tienen que ofrecer, te están dando TODO lo que tienen, como mucho de nosotros no somos capaces, siempre damos con mesura, pensando más en como afecta nuestros intereses y no cómo afectamos al otro (Invitamos a amigos a comer y NO somos capaces de cancelar la cita con anterioridad, y la cancelamos porque tenemos sueño, porque bebimos mucho la noche anterior o porque simplemente nos da fastidio salir o simplemente porque se nos olvida… compramos regalos apresuradamente por puro compromiso, sin por un momento pensar en el otro sino en mí: compramos lo primero que vemos y en el regalo se nota un dejadez imperdonable… vienen de visita a tu casa y ni siquiera ofrecemos un café, porque total, a mi no me gusta el café).
La única manera de retribuirles eses amor a estas “mágicas señoras” es que nosotros también seamos los anfitriones de esas maravillosas personas, desprendiéndonos de nuestro individualismo y ver que le podemos ofrecer: nuestro oídos para que se desahoguen, nuestras manos para que se levanten, una comida con lo que mas le gusta, un juguito cuando tenga calor...en fin hacer de la ceremonia del té una forma de vida.
Tengo la dicha de tener entre mis allegados a una “Reina Anfitriona”… Mamá Irene (como cariñosamente le decimos), quien me ha abierto los ojos a este tema, quien me ha hecho entender que importa más el cómo que el qué, que existen pequeños detalles que son capaces de romper o fortalecer una relación y muy especialmente a reconocer a verdaderas anfitrionas que aunque siempre estaban allí cerca de mí, no podia verlas porque mis ojos estaba cerrados completamente a este tema (como por ejemplo mi amiga Damaris y la Sra. Ligia - La mamí de Rita - que tan calladita y penosa domina, sin pretenderlo, este arte a la perfección).
Por esto y por muchas otras cosas maravillosas: Mamá Irene TE QUIERO MUCHO… Gracias por demostrarme que puedo jugar constantemente contigo este juego, y aprender mil maneras de ser y reconocer a las verdaderas "Anfitrionas"