
Una flor para alegrarme la vida

Un sol para iluminar mí camino

Fotos: Yashvé
Había una vez un monstruo que vivía en un lago al lado de una pequeña ciudad. Su presencia tenía atemorizada a toda la población y su aliento llegaba hasta el interior del recinto amurallado. Para evitar su ira y no tentar su ferocidad, los ciudadanos tenían que llevarle cada día dos ovejas.
Pero las ovejas se acabaron y el cruel animal amenazaba con atacar y arrasar toda la población. Por eso el rey decidió que se le iban a entregar personas. Mandó que todos los padres diesen a sus hijos, uno por uno, a la fiera, siguiendo un sistema de azar; pero un día, por este sistema, le tocó a la hija del rey.
Este, lleno de pesar, dijo al pueblo que repartiría todos sus bienes si la princesa era dispensada de su muerte segura. El pueblo no lo quiso, incluso amenazaron con quemar el palacio real, por eso aceptó y libró a su hija a la bestia. Cuando la princesa ya había hecho gran parte del camino sola, pasó por allí un caballero sobre un gran corcel blanco. Este, viendo a la doncella desconsolada le preguntó qué le pasaba. Ella se lo explicó y, cuando se percató de que el dragón se acercaba hacia donde estaban, el caballero tomó la lanza y se enfrentó con la cruel fiera.
Sant Jordi, que era el caballero, hirió gravemente la bestia, la ató con el ceidor de la princesa y lo pasearon por toda la ciudad como un perro indefenso para demostrar que estaba vencido. Finalmente, el caballero le clavó con fuerza la lanza y lo mató definitivamente. De su sangre, nació un rosal bellísimo, del cual cortó la rosa más hermosa para entregársela a la dama. De aquí nace la tradición de la rosa como presente del día de Sant Jordi.
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“Formación rocosa en un lago de Birmania. Fotografía posible en un determinado período del año, debido a la iluminación. Apoya la cabeza sobre el hombro izquierdo y verás por qué es espectacular.”
Las tres cosas más difíciles de esta vida son:
guardar un secreto,
perdonar un agravio
y aprovechar el tiempo.
Benjamin Flanklin
(...)"El hombre nunca puede saber qué debe querer, porque vive solo una vida y no tiene modo de compararla con sus vidas precedentes ni de enmendarla en sus vidas posteriores. No existe posibilidad alguna de comprobar cual de las decisiones es la mejor, porque no existe comparación alguna. El hombre lo vive todo a la primera y sin preparación. Como si un actor representase su obra sin ningún tipo de ensayo. ¿Pero que valor puede tener la vida si el primer ensayo para vivir es ya la vida misma? Por eso la vida parece un boceto. Pero ni un boceto es la palabra precisa, porque un boceto es siempre un borrador de algo, la preparación para un cuadro, mientras que el boceto que es nuestra vida es un boceto para nada, un borrador sin cuadro." (...)
(...) “Si cada uno de los instantes de nuestra vida se va a repetir infinitas veces, estamos clavados a la eternidad como Jesucristo a la cruz. La imagen es terrible. En el mundo del eterno retorno descansa sobre cada gesto el peso de una insoportable responsabilidad. Ese es el motivo por el cual Nietzsche llamó a la idea del eterno retorno la carga más pesada. Pero si el eterno retorno es la carga más pesada, entonces nuestras vidas pueden aparecer, sobre ese telón de fondo, en toda su maravillosa levedad.” (...)
(...)”La carga más pesada nos destroza, somos derribados por ella, nos aplasta contra la tierra. Pero en la poesía amatoria de todas las épocas la mujer desea cargar con el peso del cuerpo del hombre. La carga más pesada es por lo tanto, a la vez, la imagen de la más intensa plenitud de la vida. Cuanto más pesada sea la carga, más a ras de tierra estará nuestra vida, más real y verdadera será. Por el contrario, la ausencia absoluta de carga hace que el hombre se vuelva más ligero que el aire, vuele hacia lo alto, se distancie de la tierra, de su ser terreno, que sea real sólo a medias y sus movimientos sean tan libres como insignificantes. " (...)
(...) "Aquella señora podía tener sesenta, sesenta y cinco años. (...)
(...) Pasó junto al instructor y cuando estaba a unos tres o cuatro pasos de distancia volvió hacia él la cabeza, sonrió, e hizo con el brazo un gesto de despedida. En ese momento se me encogió el corazón! Aquella sonrisa y aquel gesto pertenecían a una mujer de veinte años! Su brazo se elevó en el aire con encantadora ligereza. Era como si lanzara al aire un balón de colores para jugar con su amante. Aquella sonrisa y aquel gesto tenían encanto y elegancia, mientras que el rostro y el cuerpo ya no tenían encanto alguno. Era el encanto del gesto, ahogado en la falta de encanto del cuerpo. Pero aquella mujer, aunque naturalmente tenía que saber que ya no era hermosa, lo había olvidado en aquel momento. Con cierta parte de nuestro ser vivimos todos fuera del tiempo. Puede que sólo en circunstancias excepcionales seamos conscientes de nuestra edad y que la mayor parte del tiempo carezcamos de edad. En cualquier caso, cuando se volvió, sonrió y le hizo un gesto de despedida al joven instructor (que no pudo contenerse y se echó a reír), no sabía su edad. Una especie de esencia de su encanto, independiente del tiempo, quedó durante un segundo al descubierto con aquel gesto y me deslumbró. Estaba extrañamente impresionado. Y me vino a la cabeza la palabra Agnes.
Agnes. Nunca he conocido a una mujer que se llamara así." (...)
(...)”Cuando era pequeña el padre le enseñó a jugar al ajedrez. Le había llamado la atención un movimiento que recibe el nombre de enroque: el jugador cambia en una sola jugada la posición de dos figuras: pone la torre junto al rey y desplaza al rey hacia la esquina, al lado del sitio que ocupaba la torre. Aquel movimiento le había gustado: el enemigo concentra todo su esfuerzo en amenazar al rey y éste de pronto desaparece ante sus ojos; se va a vivir a otra parte. Soñaba toda su vida con ese movimiento y soñaba con él tanto más cuanto más cansada estaba." (...)
(... ) “su alma era terriblemente amorfa, cabía en ella la fidelidad y la infidelidad, la traición y la inocencia, la coquetería y el recato; aquella mezcla brutal le parecía asquerosa como la variedad de un basurero” (... )
(... ) "Y fue entonces cuando se le ocurrió plantearse cuál había sido el balance de este aspecto suyo (con pelo) que desaparecía, cuáles habían sido realmente las vivencias y las satisfacciones que había tenido aquel aspecto, y se quedó paralizado al darse cuenta de que había disfrutado bastante poco; al pensar en aquello sintió que se ruborizaba; sí, le daba vergüenza: porque vivir en este mundo tanto tiempo y que a uno le pasen tan pocas cosas es vergonzoso." (... )
(...)“...el amor no se manifiesta en el deseo de acostarse con alguien, ya que ese deseo se produce en relación con una cantidad innumerable de mujeres, sino en el deseo de dormir junto a alguien, pues ese deseo se produce en relación con una única mujer...” (...)
(...) " La borró de la fotografía de su vida no porque no la hubiese amado, sino, precisamente, porque la quiso. La borró junto con el amor que sintió por ella. La gente grita que quiere crear un futuro mejor, pero eso no es verdad, el futuro es un vacío indiferente que no le interesa a nadie, mientras que el pasado está lleno de vida y su rostro nos excita, nos irrita, nos ofende y por eso queremos destruirlo o retocarlo. Los hombres quieren ser dueños del futuro sólo para poder cambiar el pasado. Luchan por entrar al laboratorio en el que se retocan las fotografías y se rescriben las biografías y la historia. " (...)
"Un hombre que caminaba por el campo se encontró de repente con un tigre. Echó a correr, perseguido de cerca por la fiera. Llegó a un precipicio, se agarró a la raíz de una vid salvaje, y quedó colgado entre el cielo y la tierra. El tigre lo olfateaba desde lo alto. Temblando de miedo, el hombre miró hacia abajo donde, al fondo del abismo, otro tigre lo esperaba para devorarlo. Solamente se sostenía gracias a aquella raíz, pero dos ratones comenzaron a roer poco a poco la vid. El hombre descubre a su lado una fresa estupenda. Agarrándose a la vid con una mano, con la otra tomó la fresa. ¡Qué dulce estaba!"
Zorro: Buen día
Principito: Buen día (respondió cortésmente, se dio vuelta pero no vio a nadie)
Zorro: Estoy aquí (dijo la voz), bajo el manzano...
Principito: ¿Quién eres?. Eres muy bonito...
Zorro: Soy un Zorro
Principito: Ven a jugar conmigo. ¡Estoy tan triste!...
Zorro: No puedo jugar contigo. No estoy domesticado.
Principito: ¡Ah! Perdón. Pero después de reflexionar agregó: ¿Qué significa domesticar?
Zorro: No eres de aquí. ¿Qué buscas?......
Principito: Busco Amigos. ¿Qué significa "domesticar"?
Zorro: Es algo demasiado olvidado. Significa “crear lazos”.
Principito: ¿Crear lazos?
Zorro: Claro. Todavía no eres para mí más que un niño parecido a otros cien mil niños. Y no te necesito. Y tú tampoco me necesitas. No soy para ti más que un zorro parecido a otros cien mil zorros. Pero, si me domesticas, tendremos necesidad uno del otro. Tú serás para mí único en el mundo. Yo seré para ti único en el mundo...
Principito: Comienzo a entender. Hay una flor... creo que me ha domesticado...
Zorro: Es posible. En la Tierra se ven todo tipo de cosas...
Principito: Oh! no es en la Tierra.
El zorro pareció muy intrigado:
Zorro: ¿En otro planeta?
Principito: Sí.
Zorro: ¿Hay cazadores en aquel planeta?
Principito: No.
Zorro: ¡Eso es interesante! ¿Y gallinas?
Principito: No.
Zorro: Nada es perfecto (suspiró)
Pero el zorro volvió a su idea:
Zorro: Mi vida es monótona. Yo cazo gallinas, los hombres me cazan. Todas las gallinas se parecen, y todos los hombres se parecen. Me aburro, pues, un poco. Pero, si me domesticas, mi vida resultará como iluminada. Conoceré un ruido de pasos que será diferente de todos los demás. Los otros pasos me hacen volver bajo tierra. Los tuyos me llamarán fuera de la madriguera, como una música. Y además, mira! Ves, allá lejos, los campos de trigo? Yo no como pan. El trigo para mí es inútil. Los campos de trigo no me recuerdan nada. Y eso es triste! Pero tú tienes cabellos color de oro. Entonces será maravilloso cuando me hayas domesticado! El trigo, que es dorado, me hará recordarte. Y me agradará el ruido del viento en el trigo...
El zorro se calló y miró largamente al principito:
Zorro: Por favor... ¡domestícame!
Principito: Me parece bien, pero no tengo mucho tiempo. Tengo que encontrar amigos y conocer muchas cosas.
Zorro: Sólo se conoce lo que uno domestica. Los hombres ya no tienen más tiempo de conocer nada. Compran cosas ya hechas a los comerciantes. Pero como no existen comerciantes de amigos, los hombres no tienen más amigos. Si quieres un amigo, ¡domestícame!
Principito: ¿Qué hay que hacer?
Zorro: Hay que ser muy paciente. Te sentarás al principio más bien lejos de mí, así, en la hierba. Yo te miraré de reojo y no dirás nada. El lenguaje es fuente de malentendidos. Pero cada día podrás sentarte un poco más cerca...
Al día siguiente el principito regresó.
Zorro: Hubiese sido mejor regresar a la misma hora. Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde, ya desde las tres comenzaré a estar feliz. Cuanto más avance la hora, más feliz me sentiré. Al llegar las cuatro, me agitaré y me inquietaré; ¡descubriré el precio de la felicidad! Pero si vienes en cualquier momento, nunca sabré a qué hora preparar mi corazón... Es bueno que haya ritos.
Principito: ¿Qué es un rito?
Zorro: Es algo también demasiado olvidado. Es lo que hace que un día sea diferente de los otros días, una hora de las otras horas. Mis cazadores, por ejemplo, tienen un rito. El jueves bailan con las jóvenes del pueblo. ¡Entonces el jueves es un día maravilloso!. Me voy a pasear hasta la viña. Si los cazadores bailaran en cualquier momento, todos los días se parecerían y yo no tendría vacaciones.
Así el principito domesticó al zorro. Y cuando se aproximó la hora de la partida:
Zorro: Ah!... Voy a llorar.
Principito: Es tu culpa, yo no te deseaba ningún mal,pero tú quisiste que te domesticara.
Zorro: Claro.
Principito: ¡Pero vas a llorar!
Zorro: Claro
Principito: ¡Entonces no ganas nada!
Zorro: Sí gano, a causa del color del trigo.
Luego agregó: Ve y visita nuevamente a las rosas. Comprenderás que la tuya es única en el mundo. Y cuando regreses a decirme adiós, te regalaré un secreto.
El principito fue a ver nuevamente a las rosas:
Principito: Ustedes no son de ningún modo parecidas a mi rosa, ustedes no son nada aún. Nadie las ha domesticado y ustedes no han domesticado a nadie. Ustedes son como era mi zorro. No era más que un zorro parecido a cien mil otros. Pero me hice amigo de él, y ahora es único en el mundo.
Y las rosas estaban muy incómodas.
Principito: Ustedes son bellas, pero están vacías (agregó). No se puede morir por ustedes. Seguramente, cualquiera que pase creería que mi rosa se les parece. Pero ella sola es más importante que todas ustedes, puesto que es ella a quien he regado. Puesto que es ella a quien abrigué bajo el globo. Puesto que es ella a quien protegí con la pantalla. Puesto que es ella la rosa cuyas orugas maté (salvo las dos o tres para las mariposas). Puesto que es ella a quien escuché quejarse, o alabarse, o incluso a veces callarse. Puesto que es mí rosa.
Y volvió con el zorro:
Principito: Adiós.
Zorro: Adiós. Aquí está mi secreto. Es muy simple: sólo se ve bien con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos.
Principito: “Lo esencial es invisible a los ojos” (repitió a fin de recordarlo)
Zorro: Es el tiempo que has perdido en tu rosa lo que hace a tu rosa tan importante.
Principito: Es el tiempo que he perdido en mi rosa.(dijo a fin de recordarlo)
Zorro: Los hombres han olvidado esta verdad. Pero tú no debes olvidarla. Eres responsable para siempre de lo que has domesticado. Eres responsable de tu rosa.
Principito: Soy responsable de mi rosa... (repitió a fin de recordarlo)
…el objetivo principal es mostrar la gracia necesaria, o el desprendimiento y atención, centrándose en las necesidades de los otros, en este papel el anfitrión se dedica por completo a la creación de una ocasión destinada a provocar el gozo estético, intelectual y físico, así como fomentar la tranquilidad espiritual de los invitados.
Es una ceremonia que está igualmente pensada para inspirar la humildad de los participantes, centrando la atención en la profunda belleza de las manifestaciones más simples de la naturaleza, por lo que no se considera pasatiempo puramente hedonista para los invitados...
Más que una simple ceremonia parta tomar té es el ejercicio vivo de la meditación zen
He aquí el roscón de Reyes, Tradición de un gran banquete
en el cual hay dos sorpresas para los que tengan la suerte.
En él hay, muy bien ocultas, una haba y una figura;
el que lo vaya ha cortar hágalo sin travesuras.
Quien en la boca se encuentre una cosa un tanto dura,
a lo peor es el haba o a lo mejor la figura.
Si es el haba lo encontrado este postre pagarás,
mas si ello es la figura, coronado y Rey serás.
- Huele a Pino, a ponche crema y vino.
- Sabe a hallacas, pan de jamón endulzado con dulce de lechoza y cabellos de ángel.
- Se ve iluminada, vestida de luces y colores que titilan recordados que la vida es una fiesta.
- Se escucha alegre, fuerte, armoniosa, en cada esquina se oyen cantos de esperanza y amor, tratando de convencernos que podemos tener un mundo de cosas buenas.
- Tiene ambiente fraternal, recordamos a los amigos, a la familia y hasta somos capaces de perdonar.
- La carpa (Bueno, sabemos que eran un montón de sabanas) en plena sala de la casa por más de 1 mes como teatro de operaciones de múltiples travesuras y bautizado como el “Club 16”… sin que mis padres se molestaran ni un poquitin
- Hacer de una hamaca un parque de atracciones (un montón de juegos suicidas, que no dejaríamos que nuestros hijos ni se enteraran)… y salir sin un rasguño de la aventura
- Jugar carnaval con inyectadoras llenas de tempera, dentro del apartamento… y que fuese mi papá el que lo inventara
- Caernos innumerables veces por las escaleras...por flojera de quitarnos los patines
- Hablar hasta bien entrada la noche a todo pulmón siempre... hasta que tu papá salía a mandarnos a callar
- Tratar de cocinar y terminar con un casi-incendios en la cocina... y salir muertas de la risa a avisarle a mi mamá
- Crear coreografías de baile para impactar a todos, practicar durante horas ... y aún así,yo nunca aprendí a bailar
- Merendar leche en polvo con azúcar, las torrejas de la abuelita o cualquier cantidad de dulces.
- Jugar béisbol, policía y ladrón, ó el montón de inventos de nuestros padres... que ellos disfrutaban tanto o más que nosotros corriendo y gritando por todo el parque.
- Los juegos de baile de mi papá con penitencia de tomar Ron puro... sin importarle que éramos menores de edad
- Tener unos padres maravillosos que hicieron que todos los primos pudiésemos vivir, convivir y compartir juntos... Y hoy sentirnos como hermanos, sin odios, rencores, ni envidia, solo amor que nos permite reunirnos y abrazarnos en una gran fraternidad donde todos somos uno: el Clan Pérez
Créditos Imagenes
Mariposa: Jessa Huebing-Reitinger
Delfin: Tomada de Internet
Extrañamente y luego de decir mil veces que no me gusta Paulo Coelho, que no es mas que un producto, un alguien que se dedica a recopilar miles de historias en todo el mundo (como que si no fuera digno). Que equivocada, nunca aprecie que fuese él, quien se leyera miles de historias para luego escoger las mejores, que se dedicara a juntarlas para que nosotros pudiéramos leer varios puntos de vista de un mismo tema.
A regañadientes y por enamorarme de los paisajes del Camino de Compostela, que vi en un video de Paulo que le regale a mi mamá (quien tiene todos sus libros). Empecé a leer el Peregrino.
Una de las cosas que más me gusta hacer es viajar. Nunca había podido explicar mi sentimiento con respecto al hecho de viajar y Paulo en su libro lo describe tal cual:
“Cuando uno viaja, siente de una manera muy práctica el acto de Renacer. Se está frente a situaciones nuevas, el día pasa más lentamente y la mayoría de las veces no se comprende ni el idioma que hablan las personas. Exactamente como una criatura que acaba de salir del vientre materno. Con esto se concede mucha importancia a las cosas que nos rodean, porque de ellas depende nuestra propia supervivencia. Uno pasa a ser más accesible a las personas, porque ellas podrán ayudarnos en situaciones difíciles. Y recibe con gran alegría cualquier pequeño favor de los dioses, como si eso fuese un episodio para ser recordado el resto de la vida.
Al mismo tiempo. Como todas las cosas son para nosotros una novedad, uno ve en ellas solamente lo bello y se siente feliz por estar vivo....”