Me gustan todas las tradiciones navideñas, me gusta enterarme de las costumbres de otros países, y por que no, aplicarlas en la medida de lo posible. Disfruto con una alegría infantil pasear por todos partes admirando los artilugios navideños.
Disfruto esta época con todos los sentidos:
- Huele a Pino, a ponche crema y vino.
- Sabe a hallacas, pan de jamón endulzado con dulce de lechoza y cabellos de ángel.
- Se ve iluminada, vestida de luces y colores que titilan recordados que la vida es una fiesta.
- Se escucha alegre, fuerte, armoniosa, en cada esquina se oyen cantos de esperanza y amor, tratando de convencernos que podemos tener un mundo de cosas buenas.
- Tiene ambiente fraternal, recordamos a los amigos, a la familia y hasta somos capaces de perdonar.
Me encantaría que el espíritu que nos invade en Navidad durara toda la vida… tendríamos un mundo mejor, porque la Navidad es el único hechizo que nos permite sacar, por unos días, el “Yo Humanizado y Bueno” que casi todos tienen encerrados en un calabozo en el fondo del corazón.
Este año en mi casa no hay ambientación navideña, por lo de la mudanza a España, por este año mi decoración navideña es virtual, bajo la promesa que la próxima navidad volveré a disfrutar de decoración no virtual de mi hogar.